75 Frases de San Agustín de Hipona
San Agustín de Hipona (Aurelius Augustinus, 35-30 dC) fue el primer filósofo importante de la era cristiana. Fue obispo de Hippo Regius en Numidia durante los últimos años del Imperio Romano, y su obra más famosa, Ciudad de Dios, describió lo que él creía que era la razón de su declive. En sus obras, también discutió el pecado original, o el libre albedrío, y sus ideas tuvieron un profundo efecto no solo durante su vida, sino también en el desarrollo de la iglesia medieval y más tarde en los teólogos de la religión protestante. (reforma). Es reconocido como santo y doctor de la iglesia por su aporte a la teología.
1. Errar es humano, pero perseverar en el error es diabólico.
2. Si quieres conocer a una persona, no le debes preguntar lo que piensa, sino lo que ama.
3. La ignorancia es la madre de la admiración.
4. No se es recto por ser duro, ni se está sano por ser insensible.
5. Cuando rezamos hablamos con Dios, pero cuando leemos es Dios quien habla con nosotros.
6. Hay que hacer cosas útiles, más que cosas admirables.
7. El mundo es un libro y aquellos que no viajan solo leen una página.
8. Da lo que tienes para que merezcas recibir lo que te falta.
9. La medida del amor es amar sin medida.
10. La pasión del amor no puede comprenderla quien no la siente.
11. Cuando el amor crece dentro de ti, la belleza también lo hace. Porque el amor es la belleza del alma.
12. Si está dentro de ti la raíz del amor, ninguna otra cosa sino el bien podrá salir de ella.
13. El que no tiene celos no está enamorado.
14. El amor comienza con una sonrisa, crece con un beso y termina con una lágrima.
15. Conocemos en la medida en que amamos.
16. Aquel que es celoso no está enamorado.
17. No morirá de mala muerte el que oye devotamente y con perseverancia la Santa Misa.
18. La vida es una miseria y la muerte una incertidumbre.
19. Para el cristiano, la muerte no es la derrota sino la victoria. El momento de ver a Dios.
20. La muerte no es nada, sólo he pasado a la habitación de al lado.
21. La humildad levanta el corazón y la soberbia lo abate.
22. La ley de la libertad es la ley de la caridad, no la del temor.
23. El temor es el comienzo de la conversión.
24. Quién sabe, puede que la vida sea la muerte, y la muerte, la vida.
25. El hábito, si no se resiste, pronto se convierte en necesidad.
26. Nada manifiesta mejor al amigo como llevar la carga del amigo.
27. Los que no quieren ser vencidos por la verdad, son vencidos por el error.
28. Nadie puede ser perfectamente libre hasta que todos lo sean.
29. Una vez al año es lícito hacer locuras.
30. No es lo mismo vivir que vivir felizmente.
31. Conócete, acéptate, supérate.
32. Es en la humildad donde se cumple la justicia.
33. No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita.
34. Si precisas una mano, recuerda que yo tengo dos.
35. Hacer lo que debemos no merece ninguna alabanza, porque es nuestra obligación.
36. No vayas fuera, vuelve a ti mismo. En el hombre interior habita la verdad.
37. Casarse está bien. No casarse está mejor.
38. Conviene matar el error, pero salvar a los que van errados.
39. El alma desordenada lleva en su culpa la pena.
40. Desconocer el mal no siempre es un mal.
41. Si precisas una mano, recuerda que yo tengo dos.
42. Las lágrimas son la sangre del alma.
43. Obedeced más a los que enseñan que a los que mandan.
44. La verdadera perfección del hombre es descubrir sus propias imperfecciones.
45. El orgullo es la fuente de todas las enfermedades, porque es la fuente de todos los vicios.
46. Las lágrimas son la sangre del alma.
47. La humanidad se caracteriza por ser curiosa para averiguar la vida ajena, pero perezosa para modificar sus propias vidas.
48. Nadie puede ser perfectamente libre hasta que todos lo sean.
49. La paciencia es la compañía de la sabiduría.
50. Hay algo en la humildad, que curiosamente exalta al corazón.
51. La verdad no es parte de una propiedad privada.
52. Así como toda carencia es desgracia, toda desgracia es carencia.
53. Si crees lo que quieres de los evangelios y rechazas lo que no te gusta, no crees en los evangelios sino en ti mismo.
54. Dios nos ama a cada uno de nosotros como si solo fuera uno de nosotros.
55. Todo el que cree, piensa. Porque la fe, si lo que cree no se piensa, es nula.
56. Reza como si todo dependiera de Dios. Trabaja como si todo dependiera de ti.
57. El que canta, reza dos veces.
58. Dios nos ama a cada uno como si fuera uno de nosotros.
59. La fe es creer en aquello que no se ve; la recompensa de la fe está en ver lo que crees.
60. Dios provee el viento, el hombre debe levantar la vela.
61. Nadie niega a Dios, sino aquel a quien le conviene que Dios no exista.
62. Cree para comprender y entiende para creer.
63. La felicidad plena sólo se hallará en aquella vida donde ya nadie será siervo.
64. Deseando toda la felicidad, muchos ignoran el modo de llegar a ella.
65. La vida feliz no puede ser otra que la eterna, donde no hay muchos días felices, si no uno solo.
66. Mejor es una felicidad temporal, que una eternidad miserable.
67. No seas ambicioso, confórmate con lo que basta, con nada más. Si te excedes, no estarás relajado, sino abochornado; no sentirás ligereza, sino pesadumbre.
68. Cuando mejor seas, si realmente eres bueno, peor le sentará al malo.
69. El que tiene a Dios lo tiene todo; el que tiene todo menos a Dios no tiene nada.
70. Nadie logra de Dios la firmeza, sino quien en sí mismo reconoce su flaqueza.
71. En mi corazón soy lo que soy.
72. No hay que aniquilar el deseo; hay que cambiar su objeto.
73. La humildad levanta el corazón y la soberbia lo abate.
74. El amor comienza con una sonrisa, crece con un beso y termina con una lágrima.
75. Cristo el Señor se humilló para que nosotros aprendiéramos a ser humildes.